Me habré equivocado en aquella pregunta, acaso no fui sutil. ¿Cómo hago ahora para seguir en el camino de tu amor?
No hables de mas, basta de mas. Y más y loco loco, enfermo y tus ojos y pintados tuS ojos estaban pintados. Dirás que si? dirás que no? ¿Un no? no lo aceptare! o lo aceptare ,y me moriré…creo.
El problema es que no soy lo correcto, soy lo tocado, lo ya pecado, lo idiota, lo enfermizo, lo peor. Si te alejas te tengo que entender. Pero una aunque sea una pista de que me amas, una pizca de cariño, no te pido compasión te pido amor, te pido, te pido y me despides. Eres la princesa ajedrez, vives en este juego de estrategias y puedes moverte de cualquier forma, menos de la forma que yo quiero, hacia mi.
Pero el día que nuestras bocas se junten el cielo y las estrellas, como volando sobre polvo que relampaguea, creeré estar. Oliendo tu cuerpo, sintiendo tu pelo suave sobre mis mejillas. Esa cola, esas manos, esa cara, ese cuello. Eres toda una toda perfecta y perfeccionista, macabra y tramposa, pero hermosa.
Me encantaría subir y volando girar en colores, en estela de colores y en el aire, en la nada, donde nadie nos vea donde ni la sombra, ni la luz, ni la luna, solo el cosmos, solo el cosmos y giremos y riamos. Abrázate a mí como a un muñeco y no te sueltes más, hasta que sientas que no te correspondo.
Baila, baila princesita y gira como un trompito de zorra. Esa mano y la otra toquen al compás de los Beatles, solo eso baila reina setentona, pero nunca olvides de mirarme y sonreír. Bailemos en el salón en coreografía payasesca en show de marionetas de cristal, no, no te rompas mi showoman, me quedare solo.
Sin vos yo no soy. Si no vas yo no estoy, yo no voy, yo no siento, no respiro, y no vivo, yo no vivo si no estas. Y si estas, ahí estoy, por y para vos. Comeré, sonreiré y cada cosa que haga será por vos, para que lo veas, para que me veas.
Por Pepe Pipon
13 feb 2010
La vida parece un parque de diversiones
Como un pasajero en una montaña rusa, nos entretienen las emociones, la adrenalina, los giros y las vueltas.
Carteles llenos de normas de comportamiento nos dirigen.
Como en el laberinto de los espejos, nos vemos perdidos, confundidos, y vemos del hombre una imagen distorsionada, imperfecta, falsa.
Siempre perdidos, las señales en el camino nos guían al próximo juego.
Como en una calesita, damos vueltas y vueltas y nos encontramos con las mismas imágenes, las mismas caras, los mismos compases musicales que marcan nuestros pasos.
Cada vez que buscamos la salida, nos encontramos nuevamente con el principio.
Como en la vuelta al mundo, tocamos fondo, para luego tener la ilusión de que nos levantaremos y contemplaremos todo desde arriba, ya que solo por esos segundos de poder subimos al juego.
La música alta no te deja oír a tus compañeros. No puedes oír los ecos del pasado, de quienes cometieron los mismos errores que estas repitiendo.
Como en la casa del terror, nuestros miedos nos acechan, nos hacen retroceder, y distraen nuestra atención de todo lo que pasa fuera de la casa.
De hecho, todo el parque de diversiones es un entretenimiento, nada más que una distracción. Solo son paredes en las que nos encerramos para tener una vida llena de emociones, preocupaciones e ilusiones que logran distraer nuestra atención hacia el próximo juego.
Como en todo parque de diversiones, alguien tiene control sobre él. Alguien desea que nos quedemos todos atrapados en este estilo de vida, ojos ciegos a lo desconocido o “imposible”. Oídos sordos a los consejos que podrían liberarnos.
Jamás nos aburriremos. Quienes controlan el parque de diversiones, jamás permitirían que nos aburramos, que busquemos una vida fuera de sus paredes, que busquemos una realidad que no sea la que ellos nos indicaron desde nuestra concepción.
Y es por eso que tampoco queremos escapar del parque de diversiones.
Es que claro, ¿a quién no le gusta esto?
por Johan Keyser Souze
Carteles llenos de normas de comportamiento nos dirigen.
Como en el laberinto de los espejos, nos vemos perdidos, confundidos, y vemos del hombre una imagen distorsionada, imperfecta, falsa.
Siempre perdidos, las señales en el camino nos guían al próximo juego.
Como en una calesita, damos vueltas y vueltas y nos encontramos con las mismas imágenes, las mismas caras, los mismos compases musicales que marcan nuestros pasos.
Cada vez que buscamos la salida, nos encontramos nuevamente con el principio.
Como en la vuelta al mundo, tocamos fondo, para luego tener la ilusión de que nos levantaremos y contemplaremos todo desde arriba, ya que solo por esos segundos de poder subimos al juego.
La música alta no te deja oír a tus compañeros. No puedes oír los ecos del pasado, de quienes cometieron los mismos errores que estas repitiendo.
Como en la casa del terror, nuestros miedos nos acechan, nos hacen retroceder, y distraen nuestra atención de todo lo que pasa fuera de la casa.
De hecho, todo el parque de diversiones es un entretenimiento, nada más que una distracción. Solo son paredes en las que nos encerramos para tener una vida llena de emociones, preocupaciones e ilusiones que logran distraer nuestra atención hacia el próximo juego.
Como en todo parque de diversiones, alguien tiene control sobre él. Alguien desea que nos quedemos todos atrapados en este estilo de vida, ojos ciegos a lo desconocido o “imposible”. Oídos sordos a los consejos que podrían liberarnos.
Jamás nos aburriremos. Quienes controlan el parque de diversiones, jamás permitirían que nos aburramos, que busquemos una vida fuera de sus paredes, que busquemos una realidad que no sea la que ellos nos indicaron desde nuestra concepción.
Y es por eso que tampoco queremos escapar del parque de diversiones.
Es que claro, ¿a quién no le gusta esto?
por Johan Keyser Souze
Etiquetas:
Creatividad Escrita,
Reflexion y Concientizacion
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